Por: Félix Peguero, .- Aunque parezca un termino obsoleto, fuera de época y desfasado, la angurria se define como el deseo desmedido por obtener bienes materiales o riquezas, sin importar el fin para lograrlo. El calificativo de «angurriosos», bien puede encajar a los políticos que sin medir las consecuencias lo quieren todo, aunque tengan que pasar – por encima de quien sea- para lograr sus propósitos. En el diccionario, la angurria tiene como sinónimo a la avaricia, que por igual significa quererlo todo sólo por el hecho de poseerlo.
De ahí la similitud con muchos políticos que no se conforman con un sueldo y «se la buscan por detrás» , cayendo en las redes de mafias que se mueven en la corruptela el soborno y la impunidad, dejando las huellas del dolo como manchas que se esparcen en todo el litoral político.
Y así contamos muchos individuos, con el arrojo y la falta de conciencia para derrochar a diestra y siniestra, llevándose entre las uñas los fondos públicos. No obstante, cuando éstos elementos llegan a ocupar cargos en el estado, se olvidan de quienes han sudado y se dedican a enganchar a hijos, hermanos, tíos, cuñados y amigos, de su apretado círculo. Son los mismos que se apertrechan de solares, viviendas y fincas con las facilidades que adquieren por sus influencias en la administración pública. Y como si fuera poco, cuando ven oportunidades de becas con todo cubierto, no piensan en tender la mano a los estudiantes necesitados que viven en nuestros barrios, porque también los favorecidos son sus hijos, ahijados e hijos de los amigos. Es decir, esa casta de privilegiados se recuesta del estado para acapararlo todo, sin pensar en el vecino de al lado, el que sólo usan cada cuatro años para buscar votos.
Es ahora, con este nuevo gobierno, cuando se debe tener cuidado, y permanecer lejos de esos personajes que recurren hasta el chantaje para alcanzar sus mezquinos propósitos. Ahora que comienza un nuevo gobierno, es oportuno identificar a los políticos angurriosos que buscan alzarse con el santo y la limosna, sin pensar en nosotros.
Las especies parecen endémicas, están por todas partes: en la provincia, en los municipios, distritos y barrios. Es hora de identificarlos, marcarlos y colocarlos en el charco a donde corresponden, porque como dijera el ex presidente Danilo Medina, el fracaso de su candidato estuvo, precisamente, en el desenfreno de políticos que tenían nombrados a todos los miembros de su familia. Eso quiere decir, que hay un antecedente que sirve de ejemplo, por si alguien procura el fracaso de una gestión de gobierno. Quienes miran los cargos como botín de guerra se descalifican como dirigentes políticos, porque el pueblo comienza a evaluar sus actitudes y al final, cuando llega la hora de votar, se cobra en las urnas sus perversas ambiciones.
La opinión Danilo lo admitió: «la angurria de funcionarios se llevó al penco» se publicó primero en El Poder Banilejo.
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